Anaquel

1499

Borges 24-7-36

Por Omar González-García

Hay un Borges para cada hora, para cada día, para cada semana, para cada año. Se trata de muestras totales de su pensamiento y su escritura; rotundo uno, luminosa la otra, lujosos faros en los tiempos buenos, líneas de defensa contra los tiempos malos desde siempre.

A modo de conjuro, háganse descender de “los altos anaqueles,/Cercanos y lejanos a un tiempo, Secretos y visibles como los astros/” estas joyas engarzadas en la montura sin par del supremo hacedor de todos los Palermos, Jorge Luis Borges:

  1. “Ni de mañana, ni al atardecer ni en la noche, vemos realmente la ciudad. La mañana es una prepotencia de azul, un asombro de abiertas claraboyas agujereando el cielo decisivo y completo, un cristalear y un despilfarro escandaloso de sol amontonándose en las plazas y hasta metiéndose en los espejos y en los aljibes”. (Buenos Aires, en Textos recobrados [1919-1929], p. 153).
  • “No sé cuántos libros he escrito. Sé que son demasiados, pero su escritura fue indispensable para arribar a las contadas piezas que podrán. acaso, justificarme. Por lo demás, el único antologista es el tiempo… nos enseña a eludir equivocaciones, no a merecer aciertos”. (1923-1973, en Textos recobrados [1958-1986], p. 164.
  • “¿Quién se lo dijo todo al tango querenciero,/Cuya dulzura larga con amor me detuvo/Frente a unos balconcitos de destino modesto./De ese barrio con árboles que ni siquiera es tuyo?/El infinito tango me llevaba hacia todo./A las estrellas nuevas./Al azar de ser hombre/Y a ese claro recuerdo que buscan bien mis ojos”. (Soneto para un tango en la nochecita, en Textos recobrados [1919-1929], p. 304).
  • “Por un instante pensé que Richard Madden había penetrado de algún modo mi desesperado propósito. Muy pronto comprendí que eso era imposible. El consejo de siempre doblar a la izquierda me recordó que tal era el procedimiento para descubrir el patio central de ciertos laberintos”. (El jardín de senderos que se bifurcan, Ficciones, en Cuentos completos, p. 108).
  • “De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación”. (El libro, en Borges Oral, p. 13).
  • “Deliberadamente escribo psalmos. Los individuos de la Real Academia Española quieren imponer a este continente sus incapacidades fonéticas; nos aconsejan el empleo de formas rústicas: neuma, sicología, síquico. Últimamente se les ha ocurrido escribir vikingo por viking. Supongo que muy pronto oiremos hablar de la obra de Kiplingo”. (Nota al pie en el prólogo a Elogio de la sombra, de Poesía completa (DeBolsi!llo), p. 294).
  • “Es curiosa la suerte del escritor. Al principio es barroco, vanidosamente barroco, y al cabo de los años puede lograr, si son favorables los astros, no la sencillez, que no es nada, sino la modesta y secreta complejidad. (Del Prólogo a El otro, el mismo, en Poesía completa (Lumen), p. 164).
  • Ajedrez misterioso la poesía, cuyo tablero y cuyas piezas cambian como en un sueño y sobre el cual me inclinaré después de haber muerto” (Ibidem, p. 165).

En suma, ya lo dijo Gisela Kozak, “es hora de volver a Borges”; ese autor, dijo con tino Daniel Mecca, que este 2021 traería “corazón y pases cortos”; Borges 24-7-365, el autor que quería el olvido y se ganó la permanencia. Un crack.