“Mi Perro Tonto”: la comedia canina que te hará reflexionar tu vida

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Si bien de inicio “Mi Perro Tonto” pareciera tratarse solo de otra de esas producciones en donde un can irrumpe en la vida cotidiana de una familia, para dar pie a una serie de situaciones chuscas, rápidamente el director Yvan Attal —“Una Razón Brillante” (2017)— deja en claro que se encamina a otros derroteros.

Y es que el canino en cuestión sólo es el detonador y luego el casi impasible testigo, de un cínico y al mismo tiempo entrañable tratado sobre el recuperarse a sí mismo y asumir la responsabilidad de nuestras acciones.

Aquí entonces, seguimos los pasos de Henri, escritor sumergido en una crisis creativa que, luego de entregar una primera y muy exitosa novela, lleva 25 años viviendo de hacer textos mediocres y guiones para malas películas.

Su frustración profesional ha terminado por convertirse en una mediocridad asumida, mientras sólo atina a juzgar y quejarse de la personalidad de sus hijos, los cuales aún viven con él, así como del accionar de su esposa interpretada por Charlotte Gainsbourg -quién le otorga una irresistible carga de humanidad al relato—, con la que cada vez congenia menos.

Es la presencia del ya mencionado cuadrúpedo, lo que le empuja al protagonista ya en la mediana edad, a permitirse la primera imposición real en mucho tiempo, y a por fin hacer válidos los reclamos, entre conversaciones que van dejando expuestas las entrañas de sus descuidados lazos afectivos, mientras se visten de una ironía que resulta tan divertida como cruel puede ser la honestidad.

Pero la sorna que lo acompaña todo y contrasta con la mustia elegancia de la puesta en escena y el transitar cauteloso de la cámara, seductor reflejo de lo tardío del proceso que por fin está alcanzando y transformando a los personajes; es el vehículo para que el drama implosione hasta hacer emerger una reflexión que ofrece la posibilidad de identificarse con ella a distintos niveles.

Por otro lado, es cierto que la película no propone en su estructura, nada que vaya más allá de los lineamientos acostumbrados por este tipo de comedias desencantadas, pero es efectiva a la hora de transitar por ellos, precisa con las dosis de humor y melancolía, y se agradece que no ceda a excesivas e innecesarias pretensiones intelectuales.

Se trata de una agridulce y muy disfrutable invitación a pensar en dejar de culpar al resto del mundo por aquello que no quisimos o no fuimos capaces de hacer, y ver las cosas desde el punto de vista de aquellos a quien decimos querer.

“Mi Perro Tonto” o “Mon chien Stupide” —por su título original— es una producción francesa que llega a la cartelera de Sala de Arte en Cinepolis.